Rodrigo Lussich es el conductor de "Socios del espectáculo" y se caracteriza por sus picantes comentarios y su buena onda. Sin embargo, detrás de su carisma hay una cruda historia de vida. "En un momento nos dieron por muertos", relató sobre una infancia nómade junto a sus padres hippies.
En una entrevista con Infobae, habló a corazón abierto y se sinceró. Contó que vivió en una casa tomada en pésimas condiciones, se crió entre nudistas, envuelto en el humo de la marihuana y viajes sin rumbo. "Muchas veces estaba con gente que no quería estar", se sinceró.
Hijo de padres jóvenes, Charo Pérez y Gustavo Lussich, que se conocieron en la adolescencia en la Escuela de Arte Dramático y se casaron al año siguiente. Rodrigo aprendió a vivir en comunidad y a compartirlo todo, conoció de cerca la hermandad y el amor libre pero hoy reconoce que pasó por situaciones de abandono e incertidumbre.
Cuando Rodrigo cumplió cinco años, sus padres ya se habían separado, pero seguían conviviendo en una casa tomada en el barrio montevideano de Pocitos. “Tenía dos pisos, estaba hecha pelota y llena de gatos. Para entonces, mi vieja ya tenía otra pareja, que a su vez era amigo de papá. Y papá tenía una novia que era amiga de mamá”, contó.
Obsesionados por la libertad, sus padres emprendieron una travesía hacia Brasil, donde creían que podían encontrarla. “A cada despedida, seguían semanas y semanas de viaje hasta llegar a destino. Haciendo dedo. Parando en plazas. Trepando a camiones y colectivos. Naturalizando el hecho de hacer nuestras necesidades detrás de las rocas y sorteando cuestiones de salud, del modo en que podíamos”, reveló.
“En fin, siempre nos íbamos a vivir a algún lugar. Y siempre volvíamos porque nos cagábamos de hambre”, recordó. "Yo no quería esa vida y por eso estaba en constante estado de rebeldía", agregó.
El periodista también se refirió a la angustia que vivían sus familiares que quedaban en Uruguay. En uno de sus viajes, tardaron seis meses en llegar a Salvador de Bahía, en Brasil. "Con el correr de los días, y sin noticias, nos dieron por muertos. Jamás voy a olvidar el día que regresamos a Montevideo: ¡todos nos abrazaban como si hubiésemos vuelto del más allá!”.
Y trajo al presente otro recuerdo traumático cuando a su mamá decidió irse a Florianópolis con un grupo de teatro y él, a sus 8 años, con su hermana, de 12, viajaron a verla, solos.
“Me acuerdo de haber bajado en la terminal de ómnibus y de que no hubiese nadie esperándonos. ¡Nadie! Nadie había ido por nosotros”, relató el ex Intrusos, quien aún ahora se sorprende de la suerte que tuvieron en cruzarse siempre con “gente buena” en su camino. "Hicieron lo que pudieron", dice hoy, de sus padres.